Dialogo entre Revista francesa Nouvells Clés (NC) especializada en temas espirituales y el profesor e investigador Dr. Regis Dutheil (RD)



NC: ¿Puede ampliar lo del intercambio entre el espíritu y  la  materia?

RD:   El espíritu   se comunica   con   la   materia, mediante un decodificador que le sirve de aparato de proyección.

NC: ¿Y qué es este decodificador de proyección?

RD: Es el córtex cerebral. El cerebro, dice Pribram, desempeña el papel de una luz láser que convierte las informaciones   del espíritu,  para   emplear  el término  que usted eligió,  en hologramas  de  cuatro dimensiones (tres de espacio, una de tiempo).  Para ampliar aún más el tema, el espíritu (el universo de la conciencia) por intermedio del cerebro, da su forma a los conceptos y los traduce en palabras.

NC: Ya en los años veinte,  Bergson  hablaba del cerebro como de un filtro.

RD: Sí, la imagen es buena. Yo agregaría que es un filtro que puede ser manipulado.  La absorción de drogas, el sueño y todos los métodos capaces de  modificar   los   estados   de  conciencia,   permiten agrandar  más  o  menos  su  abertura,  y de regar la materia  de cantidades más grandes de  información proveniente de la consciencia.

NC: Si el córtex es un decodificador...  ¿Qué da un córtex muy abierto?

RD: Da un ser muy inclinado a la conciencia global y a las otras conciencias individuales: una aptitud a la clarividencia  que también puede ser tomada  por una inmensa intuición de las cosas, el acceso puntual a  la  NDE, (Near Death Experience - Experiencia Cercana la Muerte) la o  la posibilidad de  intercambiar  una información telepática con otros sujetos conscientes de ese supra universo


Pero,  sin llegar  a modificar su estado de conciencia, cada uno de nosotros puede tener acceso a minúsculos mensajes del mundo de la conciencia,  modificando  ligeramente  su manera de mirar las cosas.  Volviéndose  atento  al sentido que liga los hechos entre sí.

 
Hay antecedentes del tema.  En el año 1952 el  psicoanalista Carl Gustav Jung y el físico Wolfgang Pauli  pusieron  en  evidencia  el fenómeno de la sincronicidad.  ¿Qué es  una sincronicidad?  Es la coincidencia en el tiempo de dos hechos que no están ligados causalmente,  pero que tienen un sentido idéntico o similar.

NC: Pasemos  a  un último tema.  En 1990 usted publicó el ensayo que hizo con su hija (Brigitte y Régis Dutheil,  "L’homme superlumineux",  Ed. Sand, 1990).  En 1992  sale un segundo libro: La médicine superlumineuse (Ed. Sand). ¿Cómo fue que ese “más allá” de la conciencia lo puso en la pista de una medicina nueva?

RD: En  los  años  treinta,  un  anatomista  de Yale, Harold  Saxon  Burr,   descubrió   que   un   campo electromagnético  envolvía  el cuerpo  de  todo  ser vivo. 
Con  la  esperanza  de  poder  visualizar  ese cuerpo eléctrico,  había conectado un voltímetro en el  cuerpo  de  dos  mil  mujeres  a  quienes  se  les practicaba   un   Papanicolao.

 
Y  algunos  de  esos cuerpos eléctricos, observó, presentaban a la altura de  la  pelvis  un  accidente característico.  Eso era sorprendente, porque dichas mujeres gozaban todas de buena salud. Pero seis meses después, volvieron con un cáncer.



Yo propongo  la siguiente explicación:  este campo de Burr  revela la calidad del tránsito, vía cerebro, de  las informaciones  del espíritu  hacia el cuerpo.
Suponga  que  la  conciencia   de  un  individuo   se encuentra  un  día  "oscurecida"  por un stress,  una angustia  o un dolor moral.

 
¿Qué va a suceder?  Su córtex  va  a  dejar  pasar   menos  información  del campo  de  la  conciencia  y  por ello  la calidad de proyección  holográfica  va a bajar,  deformando el cuerpo eléctrico.


Dañado, ese último ha de mandar, mediante  fotones,  una señal degradada  o corrompida a las células,  que van a comenzar  entonces  a degenerarse.  Y luego  aparecerá la lesión clínicoanatómica.  Eso  se denomina  bajón energético.

NC: El  esquema  parece  funcionar.  ¿Pero  ha sido  demostrado?

RD: Hace diez años,  una experiencia  del alemán Pop,   estableció   que    permanentemente   había producción  de  fotones  ultravioletas  en el ADN.  Ahora bien,  recuerde usted lo anterior: el cuerpo eléctrico  envía una señal  a las células por intermedio de fotones...

NC: Usted habla de una nueva medicina que se ocupa del cuerpo eléctrico, una medicina superluminosa.

RD: La medicina actual cura solamente el órgano, que no es más  que la fase final  de la enfermedad. Apenas se comienza  a  reconocer  la importancia del cuerpo eléctrico, cosa que los chinos llegaron a  comprender   hace  muchísimo  tiempo.   Pronto podría pensarse en restablecer  un campo electromagnético  en  su  forma  normal,  aplicando en el organismo,  por ejemplo,  una frecuencia acústica que  influiría  en  el  equilibrio físico-químico  de las  células.

NC: Usted no lucha contra los microbios, sino contra un desequilibrio más fundamental... el desequilibrio del aura.

RD:  Como usted sabe, los microbios sólo proliferan peligrosamente en presencia de un desequilibrio somático.  En caso contrario, permanecen tranquilos. Entonces, ¿qué es lo que provoca tal desequilibrio? Yo pienso que el miedo, el stress y el sentimiento  de  culpa  son responsables de muchas   enfermedades,    porque   perturban  la conciencia,  alteran el holograma  y desinforman las  células.

NC: El sentimiento de culpa descrito como una información (o una desinformación) que degrada las células...  Es tirar un poco fuerte de la soga ¿no?

RD: ¡Pero ha tirado de sogas mucho más duras que ésa!

NC: Denos un ejemplo...

RD: En los años cincuenta había en los Estados Unidos, un neurocirujano muy  brillante,  pero bastante  materialista,   llamado  Penfield,   que creía   que   el   espíritu   era   un   epifenómeno cibernético de la materia. 


Un día, durante una operación neuroquirúrgica con anestesia local, estimuló por curiosidad  una  zona  del lóbulo temporal del cerebro, un poco por debajo de la zona  de  proyección auditiva.


Tuvo entonces la sorpresa de enterarse que, justo en ese preciso instante, su   paciente   estaba   viviendo   una sensación real de descorporización. ¡El hombre se veía en el techo de la habitación!  Siguiendo con esa experiencia hasta los años  sesenta,


Penfield llegó a reproducir voluntariamente la primera fase de una NDE. Mi objetivo actual es retomar su trabajo para programar viajes al “más allá” de la conciencia. El medio técnico, ya ha sido descubierto.

NC: ¿Y en qué consiste?

RD:
Lo lamento, pero aún no puedo revelarlo. Tal vez más adelante, en otra entrevista. Sé que en otras partes del mundo hay personas que se comunican periódicamente con el mundo tackyónico.


Régis Duthail.